Albert contra Albert’ (Edicions de Ponent), de Arnau Sanz (Barcelona, 1984), tenía las de perder frente a los prejuicios de quien esto escribe. Primero, por un estilo de dibujo que, a priori, choca con el canon de los gustos mayoritarios. Segundo, porque el tema que aborda, el trastorno bipolar, se ajusta demasiado a lo que muchos han clasificado como tópicos de la novela gráfica. A veces es difícil sacudirse los vicios propios y adquiridos y darle una oportunidad a un tebeo. Poco podía ayudar que este mismo año haya aparecido ‘El año de la victoria‘, una excelente novela gráfica autoeditada por Guillermo Carandini, que versa sobre exactamente lo mismo que el cómic de Arnau Sanz.

Lo dicho, muchas cosas en contra. Pero hete aquí que ‘Albert contra Albert’ es un tebeo con la fuerza suficiente para vencer todos estos obstáculos y mostrarse ante los ojos del escéptico como lo que es: un cómic abrumador en cuanto a sinceridad y narrativa, una obra capaz de tocar la fibra con la precisión de un cirujano. El Albert del título no es otro que el padre de Arnau Sanz, enfermo de trastorno bipolar a causa del abuso de las drogas y el alcohol. Arnau, con apenas 27 años, deberá ocuparse de su progenitor, del que había estado distanciado. Empieza así un proceso en el que reconstruye la relación con su padre desde una perspectiva inesperada, y asume una madurez sobrevenida para la que no estaba preparado.

Sanz  habla de su progenitor, pero también, y sobre todo, de él mismo. De cómo es tener que invertir antes de lo previsto los roles, que sea el hijo quien cuide del padre y quien ejerza de sustento económico de la familia. Un mal trago por el que nadie quiere pasar, menos cuando aún se está de prácticas de eso de ser adulto. Hay un enorme ejercicio de sinceridad y desnudez, expuesto con la habilidad necesaria para que el lector se sienta espectador, que no intruso, en la vida del autor.

El dibujo de Sanz, ya de por si esquemático, se minimaliza al extremo en algunos momentos hasta lograr que sea fácil identificarse en las pocas líneas que conforman un rostro. Un recurso recurrente, pero que aquí el dibujante sabe pulsar bien para que tenga sentido narrativo y emocional. Predomina en las páginas el blanco, amable en contraste con lo crudo de la historia para la que sirve de telón, y hay un intencionado uso del color en los personajes para transmitir sensaciones y roles. El padre, verde; el hijo, negro. Colores desubicados que dicen mucho de cuál es la posición de los protagonistas en este relato.

Un tebeo honesto, expresión de la pulsión de un autor por contar una historia y mostrarla al mundo. Sin buscar dar lástima o airear su vida, simplemente por la necesidad de compartirlo. ‘Albert contra Albert’ es toda una sorpresa, un debut estimulante de alguien que puede llegar a decir mucho en el mundo del cómic.

Arnau Sanz presentará y estará firmando ejemplares de ‘Albert contra Albert’ en el XII Salón del Cómic de Zaragoza, el domingo a las 17:00.

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