La italiana Flavia Biondi firma una historia de amor con la inestabilidad vital y económica de la juventud como trasfondo, o viceversa 

tiempos precarios

“En la vida real no hay caminos rectos. Elecciones nobles y elecciones inmorales. Todo es borroso, como los amaneceres que describes”, reflexiona oteando a través de la ventana Mia, la protagonista de Tiempos precarios. Sus ojos miran al trajín de las calles de Bolonia, pero sus pensamientos se dirigen a Manu, su novio desde hace ocho años. Él anda enfrascado en la escritura de una novela de ambientación medieval, mientras se gana los tortellini dando el callo en una pizzería; ella acaba de despedirse del último de una ristra de trabajos inestables que nada tienen que ver con su licenciatura en Escultura. Ambos aspiran a una vida mejor; algo tan modesto como poder instalarse juntos y abandonar de una vez el piso de estudiantes en el que se cobijan mientras ven acercarse la treintena. La historia de Mia y Manu nos suena, ¿verdad?

Flavia Biondi (Castelfiorentino, Florencia, 1988) firma en esta novela gráfica un certero y emotivo retrato de la generación que comenzó a vivir peor que sus padres, tras décadas de progreso y estabilidad en las cuales la norma era lo contrario. Esta obra, publicada originalmente por BAO Publishing en 2017, capta la frustración de quienes vieron como la crisis económica de 2008 se llevaba por delante un futuro de promesas (y eso que aún faltaba por venir 2020…) en los países del sur de Europa. Y es que, aunque la acción transcurra en Bolonia, todo rima con nuestro contexto: el trabajo temporal que se convierte en estructural; la frustración ante la imposibilidad, se desee o no, de fundar una familia; los reinicios vitales a la edad en la que los padres tenían ya una casa en propiedad y la mitad de lo necesario cotizado para la jubilación…

Todo eso está en las páginas de este cómic, pero Tiempos precarios es también (o sobre todo) una historia de amor. La de una pareja que se quiere pero que, tras años de convivencia sin expectativas, comienza a tambalearse. Cuando la prosperidad prometida nunca llega, las antes nimias diferencias – él, idealista irredento obcecado en la escritura; ella, impulsiva y desencantada con el mundo- hacen rechinar los engranajes de su relación.

Generacional

Está claro: este es un cómic tremendamente generacional. Es una buena obra, pero no te impactará del mismo modo si la lees con 30 que con 40 años. Ocurre como con el magnífico Solanin de Inio Asano, un manga que cayó en nuestro mercado en el momento justo en el que la precariedad en Japón post burbuja económica conectaba con la que nos instaló aquí el barrizal financiero e inmobiliario. Mia y Manu son espejo de los jóvenes que confiaron en que esforzarse en su formación tendría como recompensa un proyecto de vida.

A todo ello hay que sumar que Biondi es una muy buena dibujante y narradora, con un pero: peca de cursilería. Aunque le va de perlas para lo que quiere contar, que la historia principal se entrelace con el relato de amor cortés (¡amor cortés!) que escribe el protagonista resta más que aporta.

Tiempos precarios, de Flavia Biondi

Ediciones La Cúpula. Rústica, color, 164 págs., 16,90 euros.

Traducción de Caterina da Lisca y Albert Rabassa

Artículo publicado originalmente en la revista Z