Personajes extremos, traumas del pasado y animalillos disecados. Tiziano Angri debuta en España con ‘La única voz’, una novela gráfica que celebra lo extraño

La única voz

A golpe de telediario, estamos descubriendo estos meses que hay una Italia (aún más) profunda de la que se intuía. Todo territorio tiene su profundidad, su Texas o Alabama que tan bien le van a la ficción estadounidense para recrearse en sus tópicos. Incluso pueden ser espacios imaginados, no-lugares al estilo de Álvaro Ortiz. Tiziano Angri (Nápoles, 1981), autor de ‘La única voz‘ (La Cúpula), recrea su propia Italia extrema, conformada por casuchas abandonadas, monolíticos bloques de vecinos, desoladoras salas de espera y yerbajos en el arcén. Un paisaje al que añade a Yuri, un joven con una extraña enfermedad auditiva, y a Irene, una chica que quiere cambiar un cuerpo que no le corresponde.

Yuri es un tipo raro. Desde niño, tiene una hipersensibilidad auditiva incurable, según los médicos. Las voces de sus vecinos se convierten en vibraciones que torturan su cráneo. Él no se da por vencido: su método de sanación pasa por invocar espíritus-guía a través de la experimentación con la música, a la que da resonancia con macabros amplificadores construidos con los cuerpos disecados de los animales muertos que encuentra por los alrededores de su colonia. Es un chamán de sí mismo, que sin necesidad de peyotes ni otras mandangas conecta con una dimensión lisérgica. Irene no es rara. Su problema es que para convertirse definitivamente en mujer tiene que pasar por una operación muy cara en el extranjero. Pobre, sin más apoyo que la abnegada tía con la que vive, se gana unos euros haciendo realidad las peculiares filias de siniestros viejos.

¿Qué relación hay entre estos dos personajes? Quizás el enigma que sobrevuela la trama es lo de menos en una novela gráfica donde priman las sensaciones. Extrañas, por supuesto. La áspera realidad de los protagonistas se manifiesta en sus atormentadas psiques en forma de alucinaciones y sueños en los que representaciones animales entre lo kawaii y lo gótico campan a sus anchas. Angri acompaña esta surrealista trama de un dibujo caricaturesco -más bien grotesco- lleno de detallismo. No hay una sola escena que no transmita desasosiego, ganas de salir corriendo lejos de esa gente tan chunga y de ese entorno de pesadilla.

Con ‘La única voz’ La Cúpula continúa su tradicional apuesta por la novela gráfica alternativa, esta vez con la mirada puesta en Italia. Tiziano Angri, aunque demuestra tener aún camino por recorrer como autor, es una nueva voz -que no única- a la que escuchar con atención.

*Artículo publicado originalmente en la revista Z nº64