Con ‘La casa de los insectos’, el maestro del terror japonés Kazuo Umezz traslada las relaciones de pareja a su imaginario tenebroso 

la casa de los insectos

Todo son alegrías con este La casa de los insectos’. Por un lado, cualquier nueva obra de Kazuo Umezz (1936) en España es una buena noticia; sin su influencia, referentes del terror japonés actual como Junji Ito serían imposibles de entender. Por otro, y quizás lo que importe más al lector casual, las siete historias que componen esta antología son tremendamente buenas. Si hace unos meses, en la reseña del primer título que Satori publicó de este autor, El chico de los ojos de gato, destacábamos su valor como clásico, aquí la exploración del lado oscuro del ser humano hace que trascienda  a su época y a las modas. 

A diferencia la ya citada ‘El chico…’ y de ‘Aula a la deriva (publicada en su momento por Ponent Mon, y que pide una reedición a gritos), en este tomo descubrimos el trabajo de Umezz para un público decididamente adulto, donde entre susto y susto asoma la sensualidad. Los relatos están protagonizados por matrimonios o parejas de las que, parafraseando a Tolstói, se puede decir que todas son infelices pero cada una a su terrorífica manera. 

La culpa es uno de los elementos comunes en estas historias. Hombres y mujeres, sean decididamente perversos o con tan solo una brizna de duda en su corazón, se desmoronan y se ven arrastrados a abismos de locura. El terror puede manifestarse de forma física, por presencia (en el caso del relato que da título al tomo, y que por cierto fue adaptado a mediometraje) o por ausencia (en ‘La cabeza’, quizás la historieta donde más fácil es apreciar el ascendente sobre Ito); pero también como un rencor que se enquista a lo largo de décadas de convivencia, o con un sorprendente giro de perspectiva. Precisamente, donde más brilla Umezz no es en los relatos de componente sobrenatural, si no en los que, como ocurre en ‘Ojos’, la simple mirada de una niña es un elemento perturbador.

Secuencias de terror

Quizás el dibujo de Umezz resulte acartonado en algunas viñetas, pero su maestría juega en otro campo indispensable para el género: el manejo de las secuencias y los tiempos. Nadie como él sabe  explorar los confines de unas pupilas a base de viñetas que van acercándonos a los aterrados ojos de los personajes. Aún es capaz de más: en las páginas iniciales de ‘El fin del verano’, con el que se cierra el volumen, una idílica escena de playa se convierte en algo desasosegante gracias al ritmo con el que presenta el ir y venir de las olas. 

Definitivamente, estamos ante el Umezz que más interesante puede resultar para los lectores de manga adulto, y de cómic en general. Se podría decir que, en cierta manera, Umezz se presenta aquí como el reverso tenebroso del costumbrismo pesimista de Yoshihiro Tatsumi, otro grandísimo autor también objeto de antología por Satori. 

FICHA

La casa de los insectos, de Kazuo Umezz

Satori. Rústica, b/n, 216 págs., 18 euros.

Traducción de Marc Bernabé

Artículo publicado originalmente en la revista Z