El miedo es inseparable de la naturaleza humana. Es algo que a veces, en las sociedades más tecnificadas -que no avanzadas-, se pierde de vista. Pero… ¿Qué ocurriría si esos individuos adormecidos se vieran sometidos a un shock sin precedentes? Esto es lo que plantea ‘Dragon Head‘, de Minetarô Mochizuki, un título clásico del manga editado en España. Más de una década después de que viera la luz por estos lares, su capacidad para transmitir terror y angustia sigue vigente. Descatalogada y solo disponible en el mercado de segunda mano, perdida en los restos del naufragio de Glénat/EDT, esta obra merece una reedición.

En la tradición de la magnífica ‘Aula a la deriva‘, ‘Dragon Head’ mezcla el más puro terror psicológico con la ciencia-ficción postapocaliptica. La historia arranca cuando, por una causa desconocida, el tren en el que viajaban unos adolescentes de regreso de su viaje de estudios queda atrapado en un túnel. Solo tres de los chavales sobreviven: los chicos Teru y Nobuo, y la chica Ako. Atrapados en la claustrofóbica oscuridad del túnel, rodeados de cadáveres, sin saber qué les ha ocurrido y sin ningún tipo de conexión con el exterior, el trío de jóvenes trata de sobrevivir a la espera de un rescate que no llega. El terror irá haciendo mella en ellos, hasta el punto que Nobuo parece perder la cabeza…

Estos hechos son los que transcurren en los dos primeros tomos (de diez) de la colección. Ya desde las primeras páginas Mochizuki despliega todas sus habilidades para transmitir una constante sensación de agobio. Como ocurre en la más actual ‘I am a hero‘, la narración se convierte en un espeso fluido que conforme alarga las situaciones se va tensando más y más, sin llegar a romperse. El solo hecho de mantener ese grado de tensión narrativa durante cerca de 500 páginas, con la única la intervención de tres personajes, da idea de lo bien que Mochizuki conduce la historia. Sin embargo, el manga no acaba aquí.

(Nota: dado que esta obra se editó en 2001 en España, a estas alturas habrá lectores que conocerán cómo continúan los acontecimientos. Pero aquellos que quieran conservar intacta la magia de leer ‘Dragon Head’ por primera vez y confíen en que algún día se reeditará, mejor que pasen directamente al último párrafo)

Casi de milagro, Teru y Ako logran salir del túnel en el que su tren había descarrilado. Cuál será su sorpresa cuando, como ya intuían, su accidente solo ha sido una minúscula consecuencia de algún tipo de cataclismo que ha arrasado todo Japón. Un terrible terremoto parece haber sacudido todas las infraestructuras del país, y del cielo no deja de caer una lluvia de ceniza que impide ver el Sol. A pesar del terrible panorama, no son los únicos supervivientes. Tras un primer encuentro con unos chavales que les ponen en antecedentes, su camino se cruzará con unos desertores del ejército japonés (o Fuerzas de Autodefensa, como se denominan oficialmente), con los que, tras tener sus más y sus menos, con tentativa de asesinato e intento de violación incluidos, acaban formando grupo para sobrevivir y tratar de encontrar encontrar un sitio en el que estar a salvo.

A bordo del helicóptero de los militares descubrirán la verdadera naturaleza del desastre, en unas logradas secuencias que ponen en evidencia la pequeñez de los protagonistas ante la magnitud de lo ocurrido. La Tierra parece haberse vuelto loca, y con ella los humanos. En su avance hacia Tokio, en su obsesión de volver a casa a pesar de que les aguarda lo incierto, se cruzarán con los restos de una humanidad alienada por el terror, que ha caído en el fanatismo y la brutalidad. El clásico homo homini lupus. Solo una buena samaritana parece mantener la cordura entre tanta destrucción. A modo de piedra de toque, los ‘cabeza de cicatriz’, unos chicos lobotomizados que, privados del sentimiento de miedo, permanecen impertérritos ante lo que sucede.

‘Dragon Head’, más que un tebeo de miedo, es un tebeo sobre el miedo. Trama y diálogos tejen una reflexión sobre el rol del terror en la naturaleza humana, cómo es precisamente este sentimiento una parte fundamental de lo que nos conforma como individuos. Para Minetarô Mochizuki, tan pavoroso es el horror, y su efecto en el comportamiento de las personas, como la incapacidad absoluta de sentirlo. Hay también píldoras sobre el afán de supervivencia, la lucha entre el mal y el bien, la (in)capacidad de redención , la amistad y el amor en la adversidad. Todo esto contiene ‘Dragon Head’, además de altas dosis de adrenalina, bien dosificadas, que hacen que viñetas y páginas vuelen ante los ojos. Un tebeo imprescindible.