Sagar le pone chispa y épica a la historia de los hermanos Acariès: uno boxeador, otro promotor, ambos ases para los negocios 

Incluso los detractores del boxeo no pueden negar que, en cuanto a traslación artística, es una práctica deportiva de estética poderosa. Cuando sobre la saturada mesa de novedades aparece un cómic dedicado al noble arte de aporrearse sobre un cuadrilátero – sea por afición o por dinero- las expectativas suelen estar altas. Pero… ¿qué ocurre si la historia no es exactamente un relato sobre boxeo, ni siquiera uno de esos que lo toman como excusa para indagar en las profundidades de la condición humana?

En A brazo partido. La asombrosa saga de los hermanos Acariès hay boxeo, y mucho. Hay tortas como panes. Pero como bien dice el subtítulo, aquí lo que se viene a contar son las aventuras y desventuras de una familia de origen humilde que encontró en esta práctica su modus vivendi durante varias décadas, y que pasó de las estrecheces a la abundancia gracias a su buen ojo para los negocios (que, por lo que sea, maridan bien con los deportes de masas).

Los hermanos Louis y Michel vieron su infancia interrumpida cuando la guerra de Argelia les obligó a emigrar a Francia y convertirse así en pieds-noirs: franceses de sentimiento y nacionalidad, pero marginados en su propio país. Ellos supieron canalizar su rabia a través de los guantes de boxeo, hasta el punto de que Louis comenzó a despuntar en el circuito. Ahí es donde entra Michel, un vividor nato, aficionado a las apuestas, que será la sombra de su hermano y conducirá su carrera hacia lo más alto, tanto en lo deportivo como en lo económico.

Complaciente

A brazo partido se basa en las memorias de Michel, y con toda seguridad en ellas está el pecado original de este cómic. El relato nos gana en su primeras páginas, tanto por las adversidades a las que se enfrenta la familia como por el buen hacer de Sagar, que brilla especialmente al mostrar la extrañeza e inocencia de los niños ante el desmoronamiento de su realidad. Luego hay una historia de ascensión, desde el gimnasio más cutre de un barrio marsellés hasta el ring instalado en el Parque de los Príncipes, a donde acuden las celebridades para ver a Louis repartir cera. Sagar saca los puños y pasa al ataque.

Pero, a diferencia de la ficción, la vida no se detiene en el momento culminante, sigue cuando los focos se alejan. Aquí es cuando nos encontramos con un tramo en el que, más que juegos de piernas y golpes directos, lo que desfila por las páginas son los tejemanejes del clan familiar, ya como promotor uno y entrenador el otro. La tensión y el drama se esfuman por completo y queda solo una sucesión de episodios que, aunque alternan reveses y éxitos, caen en la total autocomplacencia.

Queda así una obra para muy cafeteros (y hablamos de café francés), cuyo gran atractivo para el resto de los mortales será el arte de un Sagar que, todo pundonor, salva al conjunto del KO.

A brazo partido. La asombrosa saga de los hermanos Acariès, de Michel Acariès (historia original),  JC Deveney y Pierre Ballester (guion) y Sagar (dibujo)

Norma Editorial. Cartoné, 160 pág., color

Traducción de David Domínguez y Marion Carrière

Artículo publicado originalmente en la revista Z