David Ramírez ha regresado a la primera línea del cómic español con dos obras que demuestran su habilidad para ver el lado risible de la vida, incluso en las peores circunstancias

Para quienes comenzamos a leer manga a mediados de los años 90, su nombre es más que familiar: su página Manga+ alegraba las grapas (sí, jóvenes lectores, en España los mangas se empezaron a editar en formato comic book) de títulos como ‘Dragon Ball’, ‘¡Ah, mi diosa!’ y el variado abanico de colecciones que dejaban las series a medias por aquella época. Fue además de los primeros autores en aunar la tradición Bruguera con el manga que nos llegaba, con obras como ‘B3’.  Para los veinteañeros, es el autor de ‘Minimonsters’, la popular serie de la revista ¡Dibus!, que marcó el paisaje sentimental de su infancia. Y para los lectores actuales, sin necesidad de ningún bagaje, es el tipo que alegra el día a día con sus viñetas cotidianas en redes sociales, y que ha contado como nadie, en primera persona, la experiencia de vivir en familia un contagio de coronavirus. Hablamos, claro está, de David Ramírez (Tortosa, 1974).

Norma Editorial publicó en 2020 dos obras de Ramírez, ‘Tal cual‘ y ‘COnVIvienDo 19 días‘. La primera estaba prevista antes de que pasara ‘todo esto’, y su lanzamiento se cruzó con la segunda, que se fue publicando en redes sociales durante los peores meses de la pandemia. Dos títulos en pocos meses de diferencia pero que han supuesto el regreso a la primera línea del cómic español de un autor al que le resulta inevitable, incluso en las peores circunstancias, ver el lado risible de la vida.

Las dos obras, en realidad, responden a un mismo «proyecto». ‘Tal cual‘ recopila las páginas que Ramírez había ido publicando en sus redes a lo largo de 2019 relatando con humor la vida en pareja con su marido Iván, y también sus propias obsesiones y manías. Su cotidianidad es la de cualquier otro mortal (más o menos, porque la vida de dibujante y autónomo tiene sus peculiaridades…), pero con una pequeña pero crucial diferencia: el autor es un maestro a la hora de sacar punta a cualquier tipo de situación para convertirla en algo divertido.

Ramírez, desde sus inicios, tiene un don para el humor. Aquí lo demuestra con memorables páginas en las que relata sus apuros para comprar un regalo a su marido, sus aventuras en la tienda de cómics, las apariciones estelares de su madre o sus episodios escatológicos (un clásico que nunca falla). Sin dejar de lado la risa, sobresalen los momentos más introspectivos, en los que cuenta cómo fue salir del armario y cómo reaccionaron quienes le rodeaban. Todo ello con un estilo de dibujo dinámico y saleroso, un buen manejo del gag final y un abanico de expresiones faciales en los personajes inagotable.

En 2020, Ramírez tenía en mente seguir con un ‘Tal cual 2’. Más humor con anécdotas sobre ir al cine, hacer la compra, visitar a la familia… Y en esas se apareció el coronavirus, y en la casa del dibujante lo hizo pateando la puerta: el marido de David, trabajador en el sector sanitario, cayó contagiado, y la enfermedad le obligó a pasar varios días en el hospital. La vida™ se cruzó con la vida y, como el propio autor explica en las páginas de ‘COnVIvienDo 19 días‘, tenía todo el sentido del mundo seguir contándola en viñetas.

Aquí, evidentemente, Ramírez tiene que ponerse serio, porque la situación que cuenta fue angustiosa. Y sin embargo, su tendencia a ver el lado más tierno y luminoso de la vida aflora una y otra vez. Además, lejos de ser una colección de páginas sueltas, de momentos aislados, constituyen un relato emocionante, que atrapa y, aunque está inevitablemente pegado a unas semanas muy concretas de nuestra historia reciente, se lee casi un año después con interés y sin generar «fatiga pandémica». Porque aquí, más allá del contexto, lo que hay es una gran historia de amor, y como tal, es imperecedera.

Así pues, ‘Tal cual’ y ‘COnVIvienDo 19 días’ constituyen un fresco de cómo vivíamos y cómo hemos vivido en los últimos dos años. Ojalá que, también, haya un tercera entrega de este proyecto vital y narrativo que nos muestre sobre la marcha cómo poco a poco recuperamos tantas cosas queridas que, por habituales, eran invisibles y, pandemia mediante, ahora brillan con la fuerza de tres soles.