El mal tiene muchas caras, pero puede que solo tenga una mirada. Los fríos y perdidos ojos de ‘El asesino de Green River’ (Norma Editorial) dan auténtico escalofrío. En este cómic, el periodista Jeff Jensen, con la ayuda del dibujante Jonathan Case, narra la historia de su padre, un detective que dedicó dos décadas de su vida a perseguir a uno de los asesinos en serie más sanguinarios de la historia de Estados Unidos. Como reza la portada, estamos ante «una historia de detectives real» que, además, resulta un notable relato de género negro.

En el instinto de los periodistas está buscar y contar buenas historias. Por azares de la vida, Jeff Jensen, redactor del Entertaiment Weekly y con algún pinito como guionista de superhéroes, fue prácticamente testigo directo del desenlace de uno de los casos más oscuros de la crónica negra americana. Sin embargo, no pudo escribir sobre ello hasta pasados unos años. Su padre, el detective Tom Jensen, persiguió como un auténtico sabueso a Gary Ridgway, autor de la muerte más de 70 mujeres, según su propia confesión.

En ‘El asesino de Green River’ nos colamos en la trastienda de la investigación y nos convertimos en la sombra del policía Tom Jensen. De forma natural, sin entrar más que lo justo en los detalles y escenas escabrosas -que las hay-, se ve el trabajo cotidiano que requieren las pesquisas: interrogatorios a sospechosos, visitas a los familiares de las víctimas, salidas a reconocer la escena del crimen, cargar la base de datos del caso  e, incluso, apariciones televisivas en busca de testigos. De 1982 a 2003, este fue el día a día del detective Jensen, un tipo serio y comprometido con su trabajo, a pesar de lo poco agradable que este resultara.

No hay persecuciones, no hay disparos, no hay primeros planos como en CSI… Pero la historia de Tom Jensen en busca del asesino de Green River es apasionante. Un juego del gato y el ratón estructurado en cinco actos -que coinciden con los días en los que se desarrolla el interrogatorio final a Gary Ridgway-, bien salpicado de ‘flashbacks’ que revelan los sinsabores que trufaron la investigación. Destacan también las conversaciones entre asesino y detective, momentos tensos en los que se intuye qué hay en la mente del homicida. En cierta manera, la historia y ritmo de este cómic recuerdan a ‘Zodiac‘ (2007), la película de  David Fincher sobre el famoso ‘Asesino del Zodiaco’.

Jeff Jensen  logra convertir el caso de su padre en una magnífica novela gráfica de género negro. Hay también, es inevitable, un homenaje de un hijo orgulloso a la figura de su padre. Esto no evita que el guionista ahonde en las emociones de su progenitor, pero sí deja la sensación de que hay una barrera de respeto que impide profundizar aún más en su frustración. El dibujo de Jonathan Case, claro y eficiente, sirve a la perfección a la historia, con una muy lograda caracterización del asesino, al que, si se ven fotografías suyas, ha captado a la perfección la mirada. La mirada de un asesino.