Lo cotidiano mola. Ojo, también puede ser un peñazo, es cuestión de cómo lo cuentes. Nacho Casanova (Zaragoza, 1972-1991; Valencia 1991-2006; Barcelona, 2006-) ha hallado en los tres volúmenes de su ‘Autobiografía no autorizada’ la fórmula para demostrar que lo habitual es a veces lo más interesante. Lo ha logrado con rotuladores Pilot y con unas historias que, de pura normalidad magníficamente narrada, atrapan al lector sin posibilidad de escapar. Porque Casanova cuenta su vida, pero también la de todos.

Según dice Álvaro Pons en La Cárcel de Papel, Casanova es firme candidato al premio a Mejor Obra de 2010 del Salón del Cómic de Barcelona por su ‘Autobiografía no autorizada III’. Se las ve con tres grandes: ‘Blacksad’, ‘Ken Games 3’ y ‘El invierno del dibujante’. Pero Casanova tampoco se queda manco, y podría ser que por segundo año consecutivo, un aragonés se llevara este premio -Antonio Altarriba lo hizo en 2010-. En los anteriores volúmenes de esta trilogía demostró sus credenciales, con capítulos enormes. Inolvidable aquel en el que la ruptura de una relación se narra a través de la oposición entre lo que ocurre en las escenas y lo que dicen los bocadillos.

En el último tomo (publicado por Diábolo Ediciones), Casanova logra de nuevo que su ‘costumbrismo’, su «simular una cierta veracidad basada en mis propias experiencias», como le contó a Juan Royo en ‘Un tratado de cómic’, genere toneladas de empatía con el lector. Esta vez hay de nuevo pequeñas historias, agrupadas en la primera parte del libro, en las que el autor no puede ocultar su predilección por los pequeños detalles del día a día, desde flirteos en el tren hasta desencuentros con viejos chalados. La fijación con cierta parte de la anatomía femenina -Nacho, estoy contigo…- y su conjunción con una crisis de fe depara una de las historias más divertidas de esta autobiografía.

La segunda parte del libro, Casanova aborda lo cotidiano doloroso: la muerte de un ser querido. En este caso, la de su padre, al que convierte en interlocutor, y a través de cuyo relato reconstruye la historia de su abuelo en la Guerra Civil y en la posguerra en la provincia de Teruel. Casanova cambia de nivel en la narración. Ya no es el propio autor el que protagoniza una anécdota, sino que se convierte en narrador con un os voy a contar algo que me contó mi padre. Y el dolor deja paso a la luz.

Ahí reside la magia de ‘Autobiografía no autorizada III’: es un tebeo luminoso sobre la vida tal cual. Y lo cotidiano, tan bien contado como lo hace Casanova, es apasionante.

Extra: El señor Ausente entrevistó a Nacho Casanova en Cabaret Elèctric de Catalunya Ràdio. Pueden escucharlo en este enlace, a partir del minuto 26:55.