¿Será un capricho?  Es la pregunta que uno puede hacerse cuando ve que Mike Richardson, dueño de la editorial Dark Horse, se arremanga para escribir un guión que, cómo no, va a publicarse el mismo. Sí, se puede llamar capricho, pero 47 Ronin‘ (Planeta DeAgostini), el tebeo fruto de la obsesión de Richardson por esta leyenda japonesa, es además una obra notable. Ha cuidado hasta el último detalle para ofrecer de la forma más respetuosa y atractiva posible esta historia, y para ello se ha rodeado de dos grandes: Kazuo Koike, guionista de ‘El lobo solitario y su cachorro‘, en calidad de asesor editorial, y Stan Sakai, dibujante de ‘Usagi Yojimbo‘, a los lápices. Un trío de ases que no defrauda.

Desde que oyó hablar de los 47 Ronin dos décadas atrás, Mike Richardson supo que algún día llevaría al cómic esta leyenda con base histórica que, se dice, es la quintaesencia de la cultura y valores japoneses. El proyecto, casi una obsesión, se fue posponiendo. Finalmente dio con los compañeros de viaje adecuados, y por fin en 2012 vio la luz en EE.UU. como miniserie de cinco comic book. Esta es una historia de fidelidad, honor y valentía, muchas veces llevada al cine y a otros medios con bastante dignidad (bueno, menos la última adaptación protagonizada por Keanu Reeves, por lo que se comenta…). En definitiva, ’47 Ronin’ es una leyenda, pero también un clásico que exige estar a la altura.

El firme seguimiento de los principios está en el mismo origen de los ’47 Ronin’. En los albores del siglo XVIII, la corrupción  está a la orden del día en la corte del shogun. No entrar en este juego es sinónimo de problemas, y eso es lo que le ocurre al daimio (señor feudal)  Asano, que por negarse a pagar un soborno acaba sentenciado a muerte. Su castillo y todos sus bienes son confiscados, y sus samuráis pasan a ser ronin (guerreros sin señor). Pero solo en apariencia. Porque Oishi, el jefe de samuráis de la casa Asano, seguido por los más leales guerreros del daimio, juran permanecer a su servicio aún tras su muerte y vengarse de Kira, el funcionario que provocó la desdicha de su señor.

Arranca así una misión en la que los ronin seguirán al pie de la letra el Bushido (código del guerrero), no dudando en sacrificarlo todo por restablecer el honor de su señor. Hay sed de venganza y violencia, sí, pero siempre guiada por el sentido del deber. El propio Oishi lo deja claro en un pasaje del tebeo: «Debemos demostrar que somos samuráis honorables… No matones, ni asesinos».

Mike Richardson documenta minuciosamente la historia y la trata con un reverencial respeto. El resultado es un guión milimétricamente trazado, contenido, pero no frío, que transmite tanto los valores como el lado más humano de la leyenda.  Todo esto sin dejar de ser un entretenidísimo tebeo de intrigas, acción y aventura. Es difícil imaginarlo dibujado por otro artista que no sea Stan Sakai, que demuestra manejarse a la perfección en el trazo de personajes realistas, tras 30 años dando vida al conejo samurái Usaji Yojimbo. Contribuye decisivamente al excelente resultado final el color de Lovern Kindzierski.

47 Ronin‘ es un tebeo a la altura de la leyenda. Richardson y Sakai pueden estar orgullosos de su trabajo, y los lectores felices de poder disfrutarlo.